La Piazza de la libertá es un espacio
que celebra la conquista de la unidad italiana en el siglo XIX. En
ella se ubica un arco del triunfo, elemento arquitectónico romano
que expresa una victoria, en su origen militar. Ha quedado como uno
de los símbolos más claros para expresar una victoria, normalmente
política. En esta plaza puede haber algunos elementos mitológicos
que precisan una indagación.
Desde la Piazza de la libertà nace una
de las arterias principales del casco antiguo de Florencia: la Via
Cavour que conduce a San Marco, al palacio Medici-Riccardi y,
finalmente, a la Piazza del Duomo, pero si seguimos su vertical
llegaremos a la Piazza della Signoria.
Si avanzamos por Via Cavour dejaremos a
la izquierda la iglesia de San Marco, de los dominicos, símbolo de
la escolástica -con el sepulcro de San Antonino de Florencia-;
símbolo del sencillo y profundo a la vez cristocentrismo de los
frescos de Fran Angelico; símbolo del humanismo cristiano -tumba de
Pico de la Mirandola-; filológico -tumba de Poliziano; y del
antihumanismo -Savonarola salió del convento para su ejecución.
Pronto, a mano derecha, descubriremos
la mole pétrea del Palacio Medici-Riccardi, primer palacio de la
dinastía. Si nos asomamos a su interior descubriremos una estatua:
la del dios Apolo: protector de las ciencias y las artes. El dios
Apolo nos está diciendo que aquel lugar fue un espacio de cultura,
como así fue. Más espacios mitológicos hay en el interior del
Palacio, pero hace falta introducirse en él, no se ven desde fuera.
Desde la esquina del palacio asoma la
plaza de San Lorenzo, con la iglesia de Bruneleschi, parroquia de los
Médicis. Allí se encuentra un espacio prodigioso: el mausoleo de
Miguel Ángel.
Pero seguimos por Cavour y llegamos al
espléndido batisterio y a la espléndida catedral. Es el ámbito
religioso más importante de la ciudad: batisterio, con la puerta del
paraíso de Ghiberti, la cúpula de Bruneleschi, el campanile de
Giotto...
Seguimos adelante, no sin descubrir a
lo lejos Or'sanmichele, un edificio representativo de los gremios
medievales, que encomiendan a Dios y a los santos sus negocios.
Y llegamos a la Piazza della Signoria,
espacio intensamente político, con el segundo palacio mediceo, el
Palazzo Vecchio y las oficinas de su administración -gli Uffizi- hoy
albergante de uno de los museos pictóricos más célebres del mundo.
La Piazza della Signoria es un museo al
aire libre: la Loggia del Lanzi, con escenas de combates y
espectadores, Hércules y Caco, el David, Judit y Holofernes, Neptuno
y su corte y, finalmente, Cosimo I. Tres decapitadores: Perseo, David
y Judith, dos de ellos con la cabeza de su víctima en la mano; un
hombre ha decapitado a una mujer; un joven ha decapitado a un
gigante; una mujer ha decapitado a un hombre. Símbolos claros de
poder. Quien corta la cabeza vence por completo. El pequeño -David,
Judith- puede vencer al grande.
Estamos por tanto en el espacio público
más importante de Florencia por su interacción mitológica. Muchos
tesoros mitológicos pueden verse al interior del Palazzo vecchio, en
el museo degli Ufizzi, y en el Palazio pitti al que conduce el
corridoio vasariano, pero en la propia piazza della signoria puede
verse al aire libre todo un programa iconográfico.
Héroes mitológicos, héroes bíblicos
y, finalmente, Cosimo I. El programa iconográfico concluye con la
exaltación de la dinastía reinante.
La galería de los Uffizi deja abierto
un espacio donde estatuas de ilustres florentinos por nacimiento o
residencia asombran al visitante (instruido), y llegamos hasta el
Arno, que podremos cruzar por el ponte vechio, para seguir la estela
vasariana.
Poco después de dejar el puente nos
topamos con un joven desnudo del que podemos aprender que es Baco. Y
enfilamos hacia el Palazzo Pitti, cuyas riquezas hace falta escrutar
en su interior.
Muy cerca del Palazzo Pitti llegamos a
otra iglesia. Conocemos a su artífice: Bruneleschi, del que hemos
visto San Lorenzo y después la cúpula del duomo. Ahora encontramos
la espléndida iglesia de Santo Spiritu: una triunfante recuperación
de las formas antiguas.